.::|···

     Todo empezó en una habitación de hotel entre dos chicas y dos chicos. Al principio, con timidez, nos acercamos unos a otros y con cándida inseguridad nos ofrecimos al resto. Poco a poco ganamos la soltura inevitable que confiere el compartir nuestras partes más íntimas y contemplar con generoso interés las ajenas. Un día el fin de nuestra estancia apareció en el horizonte inundándonos con sensaciones inquietantes y desconocidas. Empezamos a intercambiar palabras con el frenesí de la cercanía del adiós; incluso escribimos poemas desesperados en un intento de que lo nuestro no acabara nunca.

     Y encontramos la solución para evitar el temido apocalipsis de nuestra historia de amor: Habitación 13, un anexo -y en parte homenaje- del lugar que nos albergó al principio, el Hotel Kafka.

     Ahora somos más; cuando alcanzamos de nuevo la seguridad de tener nuestra habitación propia, invitamos a amigos de confianza a albergarse aquí. Algunos no pudieron, otros no quisieron y unos pocos accedieron a compartir con nosotros sus partes más íntimas y a contemplar con generosidad las nuestras.

     Y, por fin, hemos decidido hacer pública nuestra historia y ahora admitimos voyeurs: vosotros.

     Deseamos que disfrutéis del festín mientras nos exhibimos de forma impúdica ante vuestros ojos.

     Los Autores.